Vasija de barro
y un verso de Francisco de Quevedo
Inspirada en un cuadro de Oswaldo Guayasamín, y escrita y compuesta en 1950 por un grupo de músicos, poetas y pintores ecuatorianos, la canción Vasija de barro ha llegado a ser una de las más conocidas y emotivas canciones latinoamericanas que celebran la diversidad cultural y el anhelo de regresar al pasado precolonial hispano. Algunos la llaman el segundo Himno Nacional del Ecuador. La letra resultó estar a cargo de Jorge Carrera Andrade, Hugo Alemán, Jaime Valencia y Jorge Enrique Adoum; la música, a cargo de Gonzalo Benítez y Luis Alberto Valencia.
Al parecer, todo fue un espontáneo acto de creación colectiva.
Según la versión difundida por el pintor Jaime Valencia, la noche del 7 de noviembre de 1950, Guayasamín había invitado a su casa a un grupo de sus amigos con el fin de mostrarles un nuevo cuadro que había recién terminado, todavía con la pintura fresca; Jaime Valencia asegura que se manchó los dedos. El cuadro, con el título Origen, mostraba a una mujer con un niño en su vientre en la forma de una vasija de barro.
Yo quiero que a mí me entierren
como a mis antepasados.
En el vientre oscuro y fresco
De una vasija de barro.
Cuando la vida se pierda
tras una cortina de años,
vivirán a flor de tiempo
amores y desengaños.
Arcilla cocida y dura,
alma de verdes collados,
barro y sangre de mil hombres,
sol de mis antepasados.
De ti nací y a ti vuelvo,
arcilla, vaso de barro.
Con mi muerte vuelvo a ti,
a tu polvo enamorado.
A medida que avanzaba la noche, y seguramente en medio de algo de comida, abundante bebida y conversación, Origen inspiró al poeta José Carrera Andrade quien escribió la primera estrofa de la canción en una de las hojas en blanco de un ejemplar de la novela En búsqueda del tiempo perdido de Proust no podría haber escogido otro mejorque sacó de la biblioteca de Guayasamín. El poeta Hugo Alemán añadió otra estrofa, el pintor Jaime Valencia la siguiente y Jorge Enrique Adoum escribió la última.
Entre la conversa, los cigarrillos y la tomatera, debió de gustarles lo que leían al repasar lo que habían escrito, porque partieron en busca de los músicos Gonzalo Benítez y Luis Alberto Valencia, los que, como bien adivinaron los poetas, se encontraban en un bohemio bar cercano.
Después de discutir sobre cuál ritmo ecuatoriano si pasodoble o pasacalle sería el más adecuado, se decidieron por el lento y acompasado danzante. Así fue grabada la canción por primera vez un par de años más tarde... y así se ha continuado interpretando desde entonces, con una inmensa variedad de instrumentos andinos y europeos por una gran cantidad de intérpretes.
Entre muchas otras posibles, escuchemos la versión del grupo mexicano Los folkloristas activo desde 1966! y
disponible en su álbum Ecuador. En esta versión omiten cantar la tercera estrofa.
En su versión, Ángel Parra omite la cuarta.
Old Time is still aflying;
And this same flower that smiles today,
Tomorrow will be dying.
El último verso de la canción en la estrofa escrita por Jorge Enrique Adoum es un homenaje al soneto de Francisco de Quevedo (1580 - 1645) con un título que, invertido y parodiado (Muerte constante más allá del amor), ha encontrado su supervivencia en un cuento de Gabriel García Márquez de 1970.
Amor constante más allá de la muerte
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Quevedo le da aquí un inesperado giro al mañido tema del Carpe Diem,
el de la brevedad de la vida. Más allá de la muerte inevitable, su polvo, la nada de Góngora:
goza cuello, cabello, labio y frente
antes que, lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada.
continuará enamorado.
Vale.
Como bien nos lo recuerda Cortázar, siglos más tarde Big Joe Turner y Pete Johnson
sentían la misma angustia de Góngora y de Herrick, el mismo deseo:
She's got eyes like diamonds, they shine like Klondike gold
She's got eyes like diamonds, they shine like Klondike gold
Every time she loves me, she sends my mellow soul
Well, you're so beautiful, you've got to die someday
Well, you're so beautiful, you've got to die someday
All I want's a little loving, just before you pass away
Big Joe Turner & Pete Johnson
Roll 'Em Pete
Yup... All I want's a little loving, just before we pass away.