Casi no hay ciudad importante en Chile que no le haya erigido una estatua al Roto. Sin embargo, hay pocos conceptos más ambiguos que éste en el lenguaje chileno. En la más famosa de sus novelas, Joaquín Edwards Bello definió al roto por su "abrupta naturaleza de inadaptado." 18 años más tarde, Juan Godoy lo caracterizó por su "vital deseo de vida."

El roto es el anónimo héroe nacional, descalzo, pantalones arremangados hasta la rodilla, con un fusil en la mano. El roto es una figura retórica repetida hasta la náusea en miles de arengas patrióticas y políticas del más distinto tipo. Desde arriba, desde más abajo, o desde los costados, parece que siempre es posible jugar a identificarse con el roto.

Aunque las más de las veces grosero, desaliñado, de dientes grandes, pelo negro y tieso de grasa y de mugre, barbón y de bigotito, el roto es un personaje de tira cómica simpático. Bruto, ignorante y pendenciero, pero no huevón. El roto es pillo, ingenioso, bueno para engañar. Es un sinvergüenza cuando nos engaña a nosotros.El roto es delincuente, es ladrón y borracho. El roto es valiente. El roto es cobarde. El roto es una aberración grotesca, marcada por su exceso y mal gusto. Roto es elogio.

Roto es el insulto burgués chileno por antonomasia.





al Salpicón

al cruce de caminos

al barrio Yungay